domingo, 8 de diciembre de 2013

En la Alemania de hace unas décadas, en una situación de “crisis” similar -aunque peor,- a la nuestra, la ciudadanía se dejó llevar por ese deseo instintivo característico del ser humano de ser liderados (salvados) por una personalidad fuerte. Alguien que se aprovechó de ello diciéndoles lo que querían oír: que la culpa de lo que pasaba no era suya, sino de otros (judíos, socialismo, políticos, democracia), que tenían su lugar en el mundo (raza aria, instinto gregario), que la situación tenía arreglo y que un “gran líder” (él mismo) la arreglaría.

Conocer la Historia nos debería permitir evitar los errores del pasado.

Sin embargo, ahí tenemos Grecia, en la actualidad, con su “Amanecer dorado”.
Salvando las distancias, misma situación, misma equivocación.

En España, por ahora, no llegamos a tanto.
Pero aquí, mucha gente sigue teniendo fe en que “alguien” (otro) va a solucionar los problemas que tenemos. Bien los políticos que tenemos ahora, que cambiarán su forma de actuar... bien otros políticos nuevos honrados y competentes, que tienen que aparecer... porque si no aparecen esto se va a pique.
Es decir, seguimos creyendo en líderes salvadores.

¿El problema? Que los príncipes azules no existen. Y los salvapatrias, los que aparecen de ven en cuando en la vida real, la Historia nos muestra como son.

Mientras no seamos conscientes de que los únicos que podemos resolver nuestros problemas somos nosotros mismos, esto no se va a arreglar.
Es más, con el tiempo, irá a peor.

Los ciudadanos tenemos que participar activamente en la construcción de un sistema político diferente y, con ello, de una sociedad diferente, donde no se repitan los errores e injusticias que hemos cometido, una y otra vez, en el pasado.
Y lo tenemos que hacer nosotros, porque los políticos profesionales (sean los viejos u otros nuevos) no lo van a hacer. Porque no sirven al pueblo. Sus amos, a los que sirven realmente, los que verdaderamente les ponen en sus escaños, no quieren una sociedad o un sistema político diferentes, de esos de “por el pueblo y para el pueblo”. Eso no les interesa, porque ya tienen lo que quieren: son los dueños, y nosotros, sus siervos. Y cada vez más.

Y los siervos, mientras sigamos dependiendo de líderes, seguiremos siendo siervos. Y así no saldremos de esta.
No necesitamos líderes, sino ciudadanos.

¿O sí necesitamos líderes? ¿Tú qué opinas?

http://www.votoenblancocomputable.org/

viernes, 6 de diciembre de 2013

¿PARA QUE SERVIRIA EL VOTO EN BLANCO COMPUTABLE ?

 Escrito por MCxVBC

 En primer luchar, para expresarse. Nuestro vigente Sistema político se sostiene en parte gracias a la legitimación que le brindan los votos de los ciudadanos en los procesos electorales, que le permiten ser calificado como “democrático”.

 Mientras que la ciudadanía en general no seamos capaces de expresar de forma concreta y contundente, a través de alternativas correspondientes, nuestra oposición y disensión al actual Sistema, no tiene sentido alguno plantear a nivel político el cambio de este Sistema por otro más justo, dado que, “el campo de juego” de la partitocracia, se encuentra absolutamente blindado por la actual Ley Electoral y sus brazos de Poder y, por lo tanto, no existe posibilidad alguna de llevar adelante ningún cambio esencial.

 Si un ciudadano quiere algo diferente a lo que tenemos, debe dejarlo claro al resto de la sociedad. Si muchos ciudadanos queremos algo diferente, podremos plantearnos trabajar democráticamente, todos juntos, por conseguirlo.

 Para dejar patente ese deseo es para lo que serviría el VBC; lo cual no implica que los ciudadanos no podamos y debamos expresar nuestra disconformidad por otros medios ajenos a las urnas. Pero el VBC dejaría mucho más clara y nítida la visibilización de esa oposición, a parte de proporcionar a la ciudadanía una herramienta de control político y para impulsar cambios.

 ¿Pero, por qué hablamos de modificar el Sistema? ¿No bastaría simplemente con votar a otros partídos políticos para cambiar las cosas?

 Sí, si nuestro Sistema político vigente fuera lo suficientemente democrático. Si ese fuera el caso, los ciudadanos podríamos utilizar el voto para escoger nuestros auténticos representantes, además de participar en referéndums o consultas sociales, tener poder constituyente, o cambiar a aquellos que no representaran como es debido el compromiso adquirido con quienes les han votado (moción de censura). Entre otras libertades políticas de las que podría disponer una ciudadanía para que la Democracia fuera más completa.

 Pero si nuestro Sistema político NO es lo suficientemente democrático, aparte de que algunos cuentan con ventajas abrumadoras sobre otros, los procesos electorales no permitirán a los ciudadanos cambiar las cosas nunca. En tal caso, dará igual votar a otros partidos porque, o bien de salir elegidos harán lo mismo que los otros, o bien no se les permitirá alcanzar poder suficiente como para cambiar significativamente las cosas.

 Nosotros consideramos que esta última es nuestra situación actual.

 ¿Entonces esto que hacemos es algo "antisistema"?

 Nosotros no somos “antisistema”: el Sistema es “antinosotros”.

 En una democracia representativa, todos los ciudadanos tienen derecho a estar representados en los Parlamentos y demás órganos políticos correspondientes.

 Ese derecho está siendo vulnerado actualmente en nuestra Ley Electoral, puesto que, entre otras, no se asigna representación alguna a las personas que votan en blanco, despreciando su voluntad, mientras que la de una parte de la ciudadanía, en principio, sí es tenida en cuenta (los que votan a los partidos con representación), conculcando deliberada y antidemocráticamente el derecho de igualdad como personas y ciudadanos, establecido en el artículo 14 de La Constitución.

 Título I. De los derechos y deberes fundamentales Capítulo segundo. Derechos y libertades Artículo 14

 Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal ó social.

 El VBC vendría a corregir ese déficit democrático y daría la oportunidad de expresarnos dando un cumplimiento parcial (en escaños vacíos) a ese derecho

. Además, el VBC tiene una misión fundamental en una democracia representativa: indicar el nivel de calidad democrática.

 Un número elevado de votos en blanco indicarían un gran déficit democrático, lo cual tendría que llevar aparejadas reformas obligadas del sistema político; un número bajo de votos en blanco indicarían un sistema político democrático saludable

. Por ambos motivos, el VBC es una herramienta imprescindible en democracia. Y por tanto, defender el VBC es defender la democracia.

 Y, como no puede ser de otra manera, cualquier persona que defiende la democracia en un sistema político partitocrático que impide la democracia tiene que ser necesariamente antisistema.